Hoy publican los periódicos que el fiscal de la Audiencia Nacional Miguel Ángel Carballo pide más de dos años de cárcel para Gerardo Díaz Ferrán, excopropietario del Grupo Marsans y presidente de la CEOE entre 2007 y 2010.
Estoy mirando Twitter y apenas hay nadie hablando del tema. ¿Alguien recuerda el revuelo que se formó dos días antes de la manifestación contra la reforma laboral del 19-F por el sindicalista de los 180.000 euros? Twitter estaba que ardía, se le tachó de indecente por ser consejero de Bankia, sirvió de excusa para que muchas personas que apoyaban la manifestación no acudieran -por estar convocada por CCOO y UGT- y se generó un amplio debate respecto a la legitimidad de los sindicatos y de la hipocresía que representan al cobrar esos sueldazos.
Es cuasi cómico que hoy nadie hable de Díaz Ferrán, y que con el fantasma de la huelga general el próximo 29 de marzo, todos recuerden -desde la izquierda y desde la derecha- a José Ricardo Martínez, el sindicalista de los 180.000 euros. Que un representante de la clase obrera perciba tal cantidad de dinero es la excusa perfecta para no tener que salir a la calle el domingo -en la manifestación contra la reforma laboral del 11 de marzo- y para no tener que plantar cara a los jefes en la huelga general, pero parece no escandalizar demasiado que un representante del empresariado español defraude 99 millones de euros a hacienda.
Los medios apenas publicaron que los 180.000 euros de José Ricardo Martínez se ingresan íntegramente a UGT, el sindicato al que pertenece, igual que apenas otorgan relevancia al hecho de que un exdirigente patronal -defensor de los derechos de los empresarios- se dedique a evadir impuestos. ¿Es ése el comportamiento que propugna la CEOE? ¿No os dais cuenta a partir de estos datos que lo que realmente hacen los medios es confrontarnos contra los sindicatos mayoritarios?
Creo que esta guerra mediática contra los sindicatos mayoritarios viene dirigida desde la derecha para deslegitimar la lucha obrera, y ni siquiera los trabajadores de a pie somos capaces de darnos cuenta de ello. En 2009 Cándido Méndez reconoció que su sueldo rondaba los 2.500 euros, así que el gran amante de los Rolex y aficionado de los restaurantes de lujo cobra menos que cualquiera de los 350 diputados de la cámara baja, esos que luchan contra el absentismo laboral fieramente y siempre se encuentran prestos en su puesto de trabajo.
Desde luego, es indudable que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, pero hemos de hacer un esfuerzo por contrastar la avalancha informativa que recibimos y seleccionar las fuentes de las que fiarnos. Por ejemplo, cuando periódicos como La Razón, ABC o La Gaceta atacaron fieramente a los estudiantes valencianos, muchos pensamos que era una de sus múltiples tácticas para emborronar las disconformidades con el Gobierno. ¿A nadie se le ha ocurrido pensar que el imaginario común respecto a los sindicatos mayoritarios es fruto también de esas tácticas para restar importancia a los que luchan contra los abusos empresariales? Porque como dijo Goebbels -jefe de propaganda nazi-, "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad", y quizás esa lucha anti sindical que tantos años llevan gestando determinados medios de comunicación consiguen que hasta los defensores de la lucha sindical se sumen al desconcierto respecto al qué pensar.
No olvidemos a quién le interesa que los trabajadores no apoyemos a los sindicatos, y no olvidemos quién posee los medios de comunicación, y después de hilar que los empresarios son los dueños de los medios de comunicación, no olvidemos que una mentira repetida mil veces sigue siendo una mentira.
El final no puede ser más bueno.
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