miércoles, 29 de agosto de 2012

Los peñones españoles

La primera quincena de agosto estuve de vacaciones en la costa mediterránea de Marruecos. La ruta mochilera que hice junto a tres amigas comenzó en Ceuta, y pensábamos terminarla en Melilla pero los disturbios que acaecieron en la frontera hicieron que acortásemos el viaje y el retorno a España lo realizásemos desde Alhucemas. Ya pensé en escribir sobre lo que allí había visto, y el asalto que siete marroquíes han realizado sobre el Peñón de Vélez ha añadido relevancia a mi propósito.

Durante los días que estuvimos en Cala Iris, los paisanos de allí nos hablaron del Peñón de Vélez, lo cual provocó entre risas y bromas el retorno a nuestras mentes del incidente del islote de Perejil. Transcurridos unos días, nos dirigimos a la parte este de Alhucemas, a la playa de Sfiha, desde donde se veían otros tres peñones.

 Vista de los Peñones Isla de Mar e Isla de Tierra
Peñón de Alhucemas

Como se puede apreciar en la primera fotografía, los peñones Isla de Mar e Isla de Tierra están deshabitados. De hecho, se componen de unos metros de tierra yerma cuya utilización es prácticamente nula. Los rodea una valla metálica con el correspondiente cartel de prohibición de acceso -firmado por el Ministerio de Defensa español-, por lo que su única función real es matar lentamente a las gaviotas que en la valla quedan atrapadas.

La finalidad del Peñón de Alhucemas -que es la misma que la del Peñón de Vélez- es otro cantar. En él habitan, según nos contaron los rifeños de la zona, unos 30 militares que se encargan de velar la seguridad del peñón. No sé si efectivamente serán 30 los militares que se encuentran en el peñón, la reflexión que me merece esta situación sería la misma si los efectivos españoles fueran la mitad, una tercera parte o incluso una décima parte.

Dudo mucho de la situación estratégica que estos peñones brindan al ejército español, dudo mucho de la utilidad real que se recibe a cambio del inmenso gasto que supone al erario público el mantenimiento de decenas de militares en las proximidades de las costas marroquíes, y me parece indecente que según está la situación en España se derroche dinero para sustentar la disposición vanidosa y la arrogancia imperialista del Estado español.

Mientras se debate sobre la posibilidad de un gran rescate a nuestro país, se eliminan las prestaciones sociales, se reducen los gastos en educación y sanidad y se abre la puerta a la revisión de las pensiones, el Estado español se empeña en mantener una situación anacrónica y sin sentido de la que no obtiene ningún rendimiento ni utilidad. En tiempos de crecimiento económico la postura respecto a los peñones podría ser hasta hilarante, pero en tiempos de crisis resulta indignante y ridícula. El Gobierno debería gastar su tiempo, esfuerzo y dinero en mitigar los problemas que derivan de la crisis económica, y no empeñarse en poseer unos cuantos trozos de tierra yerma que no reportan ningún beneficio ni, por mucho que nos empeñemos, hegemonía estratégica.

lunes, 20 de agosto de 2012

Otro asesto al periodismo independiente

Después de dos semanas de vacaciones en el extranjero, perdida en las montañas y playas circundantes al Rif, llegar a España para leer los periódicos y actualizar el blog se había convertido en una de las actividades que más deseaba realizar. El primer interrogante es claro: ¿sobre qué asunto quiero yo escribir? Las posibilidades se alzan casi ilimitadas.

La economía sigue siendo primer plano: el banco malo es un hecho, el Ibex ha alcanzado al fin los 7.500 puntos básicos, la prima de riesgo ha conseguido caer por debajo de los 500 puntos y el Gobierno espera ansioso el rescate. En la política internacional, Assange comparece junto a Garzón, EE.UU. comienza una campaña electoral candente, la situación en Siria no sólo no mejora sino que cada día se agudiza una guerra civil donde sus actores son cada vez más obstrusos, en Afganistán se suceden los atentados contra convoyes extranjeros, y la libertad de expresión en Rusia solo refleja la cara de la censura. Y mientras, en España, todos los debates giran en torno a la excarcelación de Uribetxeberria y las relaciones del Gobierno con los presos de ETA, quizás para que la opinión pública no conjeture respecto a los nuevos ajustes que Rajoy deberá realizar para obtener el rescate.

El tema que más puntos obtenía para escribir sobre él se centra en la libertad de expresión: tres de las Pussy Riot han sido condenadas a dos años de cárcel por una canción subversiva contra Putin, suceso que revela la voluntad censora del Gobierno ruso respecto a la disidencia. Sin embargo, esta mañana he visto en Twitter una noticia de Telecinco que me ha dejado impactada: Basagoiti defiende el "periodismo independiente" de Ana Pastor. De ahí he deducido que la periodista dejaba los informativos, así que presta a investigar he descubierto que el pasado 3 de agosto Ana Pastor fue cesada de Los Desayunos de TVE.

El sentimiento que me ha embargado es de tristeza absoluta, puesto que el panorama periodístico en España es cada vez más negro, y la desesperanza de los que ansiamos dar cobertura informativa en estos momentos que tan necesaria es va extendiéndose a lo ancho y largo de nuestra minada capacidad de acción. La pluralidad informativa se encuentra tapiada, y el panorama laboral cada vez más enclaustrado y obstruido, menos libre. El periodista en España no trabaja para el público, sino para la oligarquía que ostenta el poder.

Cuando el Partido Popular ganó las elecciones el pasado noviembre, ya se sabía que Ana Pastor no duraría mucho tiempo en Los Desayunos de TVE, ya se conjeturaba sobre su futuro profesional. Los meses fueron transcurriendo y ella siguió trabajando como siempre, dando qué hablar gracias a las preguntas incómodas dirigidas a sus entrevistados, cuestionándolo todo, interpelando con una profesionalidad sublime. Al PP esta actitud le hacía sentir incómodo, le hacía sentir atacado, en parte quizás por esa arrogancia que ha ido demostrando los últimos meses, por esa prepotencia que le ciega y gracias a la cual no es capaz de ver que no es el único en escena, que no posee la exclusividad del cuestionamiento de sus acciones. Existen más partido políticos, más agentes sociales, más personalidades públicas que han ido a Los Desayunos a defender sus posturas bajo el mismo rasero, pero eso al Partido Popular parece no interesarle, se convierte en nimio; al fin y al cabo, la profesionalidad periodística no renta en tiempos de crisis económica.

Vivimos en un país en el que el periodismo no es un arma de contrapoder, no es un regulador que mide la salud democrática, no es un contextualizador histórico, ni siquiera es una potestad social. Vivimos en un país en el que el periodismo es un arma de perpetuación política, un blasón propagandístico y servil que se escuda en defender los intereses del poder y legitimar los errores automatizados y los vicios heredados del caciquismo decimonónico. 

Vivimos en un país en el que la mayoría de la prensa actúa como órganos de partido, en el que la banalidad reina en la televisión, en el que la ignorancia se extiende con forma de cultura patria, en el que la disconformidad se tacha de extremismo antisistema y en el que las inquietudes se travisten de pedantería. Vivimos en un país en el que triunfa el corrupto, se evade al ladrón, se alaba al incompetente, se premia al lisonjero, se embiste al indefenso y se cesa al que tiene voz para denunciarlo. En definitiva, vivimos en un país que no es España, sino que ñapa es.

El cese de Ana Pastor en TVE es un duro golpe al periodismo independiente, combativo y ejercido con profesionalidad, y el problema no radica en el asesto en sí, sino en que éste hila con una cadena de bandazos informativistas que no cesa de prolongarse. Sin embargo, hay hechos que hacen ver la luz al final del túnel: que Basagoiti, político de un partido tan corporativista como el PP, sea capaz de elogiar el trabajo de Ana Pastor y de criticar la politización del ente público constituye no sólo una postura loablemente atrevida, sino que además supone una actitud honesta de un miembro de la casta política, y esa actitud que actualmente brilla por su ausencia es, quizás, la luz al final del túnel.

No hay que olvidar que las elecciones vascas se aproximan y cualquier declaración política está íntimamente estudiada, aunque yo, personalmente, prefiero confiar en la integridad de Basagoiti (el presidente del PP vasco me ganó un poquito con sus declaraciones sobre la polémica desatada por Aguirre respecto a la final de la Copa del Rey). De la misma forma, no hay que olvidar que el tiempo ha de poner a cada uno en su sitio, por lo que confío en que Ana Pastor pronto esté ejerciendo una profesión que tan carente de periodismo -real- se encuentra.

miércoles, 1 de agosto de 2012

La prisión preventiva de Carromero

El pasado 22 de julio murió a causa de un accidente de tráfico el líder de la oposición cubana Oswaldo Payá. En el automóvil viajaban, además de Payá, el disidente cubano Harold Cepero -también fallecido-, el político sueco Jens Aron Modig -que resultó herido levemente y ya está de vuelta en Suecia- y Ángel Carromero, dirigente de las Nuevas Generaciones del Partido Popular en Madrid -conductor del automóvil en el momento del siniestro, actualmente en prisión preventiva en la isla-. 


Al ser el conductor del vehículo, Carromero se expone a una pena de entre uno y diez años de cárcel, debido a que se le acusa de homicidio imprudente. Por otro lado, las autoridades cubanas reprochan que el visado que obtuvieron los políticos español y sueco era de turista pero se dedicaron a realizar actividades políticas, lo cual está prohibido según la normativa migratoria. Sin embargo, Modig se encuentra ya en Suecia, por lo que dirimir argumentos políticos para defender la retención de Carromero debiera convertirse en estéril.


Cuando una persona viaja a un país extranjero de sobra es conocido que ha de acogerse a la legislación vigente en el país destino, por lo que si finalmente se esclarece que existió una imprudencia que derivó en la muerte de dos hombres, Carromero habría de pagar por ello -ya sea en Cuba o en España, pues existen acuerdos que permiten cumplir algunas condenas en el país de origen-, y habría de hacerlo según la normativa cubana, por lo que es probable que la prisión preventiva se alargue hasta que exista una sentencia firme respecto al caso.


No hay que olvidar que Modig ya está en Suecia, y no hay que olvidar que Carromero era el conductor del vehículo y el único al que se le imputan los cargos derivados por la conducción, por lo que ambos casos son comparables exclusivamente en lo que a personalidades políticas se refiere. Es decir, que si la retención del español es más prolongada de lo habitual debido a su pertenencia al Partido Popular, el Gobierno de España debería exigir la puesta en libertad de Carromero con las mayores celeridad e insistencia posibles (ya que se estaría produciendo un tratamiento diferente en dos casos iguales); pero si la prisión preventiva es la forma habitual que tienen las autoridades cubanas de actuar ante este tipo de incidentes, resultan improcedentes los intentos de acelerar el proceso, ya que el accidente es un hecho y Carromero admitió ser el conductor del vehículo.