lunes, 13 de febrero de 2012

La paciencia que colma el vaso -de la decencia-

Hoy las redes sociales están monopolizadas por las revueltas que están asolando Atenas (literalmente) debido a las decisiones que ayer tomó el Parlamento -más ajustes para recibir otro rescate-, Según El País, 17 edificios -la mayoría de ellos históricos- son pasto de las llamas, más de una cincuentena de personas ha sido detenida y los heridos se contabilizan por decenas. 


La acogida de estos hechos en Facebook y Twitter debería ser, cuanto menos, desconcertante, ya que una batalla campal no hubiera de suponer el paradigma resolutivo de las convulsiones sociales. Sin embargo, nada más lejos. El primer trendin topic español es #EstamosConGrecia,  y otros hagtag como #Grecia o #Atenas son utilizados para mostrar apoyo a través de la red.


¿Realmente sería posible que en España comenzásemos a quemar contenedores como signo de protesta? Y en caso de hacerlo, ¿serviría de algo? Siento ser la aguafiestas de turno, pero creo que la respuesta a ambos interrogantes se resuelve con una negación. En España no estamos preparados para luchar por nuestros derechos, y los que se supone velan por mantenerlos, no están por la labor de hacer concesiones benévolas.


En Grecia el Parlamento dice que sí a más ajustes y recortes por mantenerse a flote dentro del euro, aun siendo el país que más animadversiones está creando dentro de los 16 que comercian con la moneda única. Mientras tanto, la ciudadanía está harta de tener la soga al cuello -y cada vez más apretada- y prefieren echarlo todo al traste a cambio de un poco de independencia económica, a cambio de ser dueños de sus propias decisiones. Políticos representantes de una masa a la que no hacen caso con la excusa de buscar su beneficio y salvación. Irónico, ¿verdad?


En mi humilde opinión, tal cosa no sería posible en España. La sociedad parece tener una paciencia que colma el vaso de la decencia. Sigue habiendo gran parte de la población que parece defender a la casta política que nos gobierna desde el 20 de noviembre del pasado año. Sigue habiendo gran parte de la población que defiende unos recortes porque son "por nuestro bien", porque en tiempo de vacas obesas gastamos lo que no teníamos, y ahora hemos de dar marcha atrás. ¿Ciertamente gastamos lo que no teníamos? ¡Qué inmoralidad! Nos dio por comprar viviendas que cuadriplicaron su valor en tan sólo una década. ¿Qué más hizo la ciudadanía para derrochar?


¿Hemos sido los ciudadanos los que hemos vividos por encima de nuestras necesidades? La lacra de la economía española es la deuda pública de las comunidades. Regiones como Madrid, con sus juegos olímpicos no natos; regiones como Comunidad Valenciana, con sus Frabras, su Camps y su trama Gürtel; regiones como Andalucía, con sus ERES fraudulentos; regiones como Illes Balears, con su Palma Arena y su Jaume Matas; y un sinfín de derroches que nos han hecho vivir, a los ciudadanos, por encima de nuestras posibilidades.


Mientras los que han llevado a España a la debacle se deshacen en esfuerzos por culpar a la ciudadanía -por tener ideas tan descabelladas como ir al médico o al colegio gratis en un Estado del Bienestar-, los medios de comunicación tachan las protestas de perroflauteces y los policías siguen los pasos de las fuerzas del orden que antaño vistieron de gris. ¿Lo peor? La ignorancia, ignorancia que dota a España de una paciencia que roza la indecencia.


Ignorancia por creer que los recortes generarán crecimiento, ignorancia por creer que abaratar del despido sin impulsar la contratación creará empleo, ignorancia por creer que "el PP es bueno en lo económico y el PSOE es bueno en lo social", ignorancia por creer que la situación económica cambiará sin que nosotros hagamos nada, ignorancia por hacer zapping entre Telemadrid, Veo7 e Intereconomía y creer que existe pluralidad informativa, ignorancia  por creer que España es primermundista, ignorancia por creer que lo que pasa en Grecia es culpa de unos cuantos ultras, ignorancia por legitimar la violencia policial en pos del orden social, ignorancia por creer que los ciudadanos debemos pagar los errores de nuestros dirigentes.


¿Hasta cuándo vamos a aguantar así? Esta paciencia social, alimentada por la ignorancia, nos está llevando al callejón sin salida de la pobreza. No es ya cuestión de color político, es cuestión de sentido común. Si unos tienen mucho y cada vez son más los que no tienen nada, hay algo en el sistema que no funciona. Y mientras no cejemos en el empeño de legitimar esas acciones y creernos aquello de "apretáos el cinturón vosotros, que seréis los beneficiados", nadie moverá un dedo por las clases medias -en peligro de extinción- y bajas. Como dice el refranero popular, cada uno barre para adentro, así que o empezamos a luchar por nuestros derechos, o seguirán minándose en pos de un Estado de Bienestar ficticio. Pero bueno, como dice también el refranero, qué atrevida es la ignorancia.

1 comentario:

  1. Después de leerte sólo queda la sombra de la rabia, de la impotencia, porque imagino que de entre quienes leemos esto, seguramente la gran mayoría esté de acuerdo. No porque lo lógico sea estarlo, sino porque quien debería leer estas frases y tomar conciencia de una puta vez, estará, como tú bien, dices, paseando entre Intereconomía y TeleEspe, felizmente ajena a este blog y a la realidad que supone.
    Si en España se reproduce lo de Greacia, entre los que queremos colgar a la casta política y los que simplemente la quieren .. se puede esperar una guerra civil, tristemente.

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