El pasado 17 de septiembre la hasta entonces Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, sorprendió a toda España presentando su dimisión. Lo hizo de forma rápida, dejando a Ignacio González -su fiel número dos, que cuenta con una reconocida animadversión por parte de Mariano Rajoy- como sucesor sin derecho a réplica, lo hizo de forma concisa, algunos dicen que incluso emotiva, y lo hizo argumentando "motivos personales". Sin embargo, muchas han sido las elucubraciones sobre las causas reales que llevaron a la lideresa a presentar su cese.
El cáncer que sufrió la expresidenta en febrero de 2011 fue la razón que primero sobrevoló la mente de quienes buscábamos explicación a una dimisión tan repentina, pero la parquedad informativa que empleó Aguirre en la rueda de prensa motivó a las malas lenguas a buscar justificaciones extraoficiales, máxime cuando la intervención quirúrgica a la que fue sometida por un bulto en el pecho había sido anunciada a bombo y platillo, y esta vez la moderación fue la única protagonista.
Francisco Álvarez-Cascos atribuyó hace pocos días la dimisión de Esperanza Aguirre al recorte de 1.000 millones de euros que sufrirá Madrid en 2013, tijeretazo que considera injusto al ser la comunidad menos endeudada del Estado. Sin embargo, las malas lenguas -y no tan malas- hablan de una encendida discusión con Rajoy el 4 de septiembre en Génova, centrada en los acuerdos relativos a Eurovegas.
Por lo visto, Mª Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, se quejó al presidente del Gobierno por las promesas que Aguirre habría hecho a Sheldon Adelson -impulsor de Eurovegas y, por cierto, la persona que más dinero ha donado a la campaña del Partido Republicano de Estados Unidos-, entre ellas un sistema fiscal distinto para Eurovegas, la posibilidad de fumar en sus establecimientos y una normativa laboral particular que regulase el complejo hotelero. Así pues, se supone que Rajoy y Aguirre mantuvieron una acalorada discusión en la que el presidente le echaba en cara -con no muy buenas palabras que fueron replicadas con, según se dice, todo tipo de groserías y blasfemias- que actuase sin contar con el partido ni con él mismo, especialmente al prometer beneficios que atañen a la legislación nacional -lo que supondría una injerencia en las competencias del Estado central-.
Sea como fuere, lo que está claro es que algún motivo de peso tiene que haber para producirse dimisión tan imprevista de un personaje político tan complejo, ambicioso y único. Ministra de Educación y Ciencia en la primera etapa de Aznar, pasó a ser la primera -y única- mujer en presidir el Senado (1999-2002) hasta conseguir la jefatura de la Comunidad de Madrid gracias al Tamayazo, consistente en la deserción de dos diputados socialistas que evitaron la victoria a Rafael Simancas y otorgaron a Aguirre la presidencia de la región, aun obteniendo menos votos.
Tras la parrafada anteriormente redactada, quisiera otorgar a Esperanza Aguirre mi propia despedida -tal ahínco pongo en ella que incluso dos semanas de retraso informativo no pueden evitarla-. Esperanza, nunca un nombre fue tan irónico en la escena política, pues no ha sembrado usted más que desesperanza, desesperación e impotencia.
Usted, amante de la farándula delante de las cámaras y amante de palabras malsonantes detrás, que se jactó de ganar el pulso a Gallardón quitando al "hijo puta" -de su boca salió tan cariñoso apelativo- de Miguel Blesa de Caja Madrid. ¿Lo recuerda? Intentó usted colocar al mando de la caja a Ignacio González, su fiel mano derecha que ahora preside Madrid, pero ese pulso se lo ganó a usted Rajoy nombrando a Rodrigo Rato.
Usted, que ha convertido la televisión pública regional en TeleEspe, cadena cuyo único fin es estar al servicio de su propia persona, cadena que emite sus múltiples visitas evitando las escenas en las que pierde los nervios, cadena que somete a sus trabajadores a tal censura y desinformación que han tenido que crear una plataforma donde denunciar públicamente la coacción de sus libertades.
Usted, que tuvo que despedir a la agencia de comunicación que se encargó de su campaña electoral de 2007 porque hasta tal punto manda el inconsciente en la mente de las personas, que el eslogan rezaba: "Espejo de lo que somos", y todos supimos leer entre líneas "Espe jode lo que somos".
Usted, condesa de Murillo y grande de España -no va con sorna, son títulos nobiliarios reales-, casada con Fernando Ramírez de Haro (¡descendiente directo de Felipe el Hermoso!), propietaria de un sinfín de inmuebles y de un patrimonio tan inmenso que nunca se ha atrevido a revelar, llegó a declarar en 2006 que con el salario que percibe del erario público -que ronda los 100.000 euros anuales- no llega usted a fin de mes.
Usted, que no tiene respeto ni por los derechos más básicos de los ciudadanos, que quiere privatizar una empresa tan básica como el Canal de Isabel II aun cuando genera beneficios y la privatización no es excusa económica. De hecho, privatizar el administrador madrileño de agua supondría que los beneficios dejasen de revertir en el erario público para ir a parar a bolsillos privados.
Usted, que promovió la magnífica campaña publicitaria "Madrid necesita más agua" en 2006, a la vez que impulsó la creación de innumerables campos de golf repartiendo el pastel administrativo entre sus allegado y familiares, con el beneplácito del Canal de Isabel II -casualmente presidido por el ya varias veces citado Ignacio González, su mano derecha-.
Usted, que ha privatizado plantas de asistencia primaria en varios hospitales de Madrid, que ha cedido la explotación de los servicios de restauración de la mitad de las instituciones públicas madrileñas al Grupo Arturo (propiedad de Arturo Fernández, presidente de la patronal madrileña y amigo personal de usted misma, todo un ejemplo emprendedor que tardó doce años en terminar económicas).
Usted, amante de la propaganda informativa y de la tergiversación mediática hasta el punto de presentarse a las elecciones de 2011 con una foto de cartel en la que photoshop la convierte más en una veinteañera recién salida de un after que en la sexagenaria que es.
Usted, abanderada de las privatizaciones, amiga de la polémica, enarbolada en las malas formas cuando no hay una cámara delante, mujer de carácter y lideresa indiscutible. Usted es Madrid, Madrid es de usted, Madrid es su espejo, usted es el espejo de Madrid, porque usted es Espe, y Espe jode Madrid.
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