Mientras en España se mantiene un duro debate sobre la independencia de Cataluña y un posible referéndum que consulte a los catalanes si optan por la autodeterminación o por la continuidad dentro del Estado español, la semana pasada se confirmó que Escocia decidirá su futuro e independencia en un referéndum vinculante a realizar en 2014. Así pues, el primer paso secesionista de facto en la Unión Europea ya ha sido dado, por lo que España ha puesto todos los ojos en las islas británicas.
La gran diferencia entre Escocia y Cataluña es que Cameron -el primer ministro de Reino Unido- ha llegado a un acuerdo con Salmond -el presidente autónomo de Escocia- mediante el que se permite la realización de un referéndum vinculante que contenga una sola pregunta (el Partido Nacionalista Escocés quería que la consulta contuviese una segunda pregunta en la que plantear la posibilidad de permanecer en Reino Unido pero con más autonomía); mientras que Cataluña no logra ese acuerdo con el Ejecutivo español, y sin el consentimiento del Gobierno central un referéndum en Cataluña, aun sin ser vinculante, sería ilegal.
No voy a entrar en ningún tipo de reflexión de corte ideológico, ni sobre la toma de Barcelona en 1714 ni en si "ninguna región podría entenderse si no hubiera formado parte de la historia cultural y política de España". Teniendo en cuenta el cariz que está tomando el debate respecto al posible referéndum catalán, en el que el PP se pregunta "quién es Artur Mas para estar por encima de la ley", lo que más preocupante me parece no es el independentismo en sí, sino lo que significa o no "estar por encima de la ley".
Según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, democracia significa:
1. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.
2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.
Teniendo en cuenta que la Constitución Española reza en su Título Preliminar que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho", el hecho de no contar con la opinión de los catalanes para decidir sobre su futuro es, cuanto menos, autoritario y antidemocrático. Así pues, lo preocupante del independentismo catalán no es su razón de ser, su viabilidad o su fundamento, sino la "ilegalidad" que supone que un pueblo que vive en democracia no pueda intervenir en las decisiones del gobierno.
Aunque la postura antiindependentista del Gobierno sea más paternalista que otra cosa (Rajoy cree que "fuera de España y de Europa se está en ninguna parte", aunque esa condición se alcance por propia voluntad del pueblo catalán), habría que tener en cuenta las peticiones de la ciudadanía, peticiones que el pasado 11 de septiembre quedaron más que demostradas en la manifestación de la Diada.
Teniendo en cuenta que sin el consentimiento del Gobierno central no puede haber referéndum, pero según María Dolores de Cospedal, la Secretaria general del Partido Popular, "el futuro de Cataluña lo decidimos entre todos los españoles", ¿por qué no se hace un referéndum a nivel nacional sobre la independencia catalana? Quizás no se haga porque no es muy típico en España eso de hacer referendos (de hecho, en 35 años de democracia solo se han realizado dos: el de permanencia en la OTAN en 1986 y el de aprobación de la Constitución Europea en 2005). Quizás porque, según la definición de la RAE, a esto que tenemos en España lo llaman democracia y no lo es.
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