Ha nacido una nueva iniciativa política con vistas a mejorar las relaciones de las instituciones con los ciudadanos: el Partido X, que trata de alejar la idea de diputado como chupóptero de la sociedad para acercarla a la de "empleado público electo para el bien común"; y cuyo programa político es claro: "democracia y punto".
El principio del partido es que los ciudadanos, mediante Iniciativas Legislativas Populares y referéndums vinculantes, vayan elaborando las leyes que han de regir el devenir de nuestros días. La idea es buena, demasiado aparatosa en lo que a burocracia se refiere, pero buena.
Asentado en cuatro pilares básicos: referéndum vinculante y obligatorio, WikiGobierno (elaboración de legislación participativa y transparente), derecho a voto real y permanente, y transparencia; el Partido X parece nacer con la máxima de eliminar la no-definición democrática que copa las reivindicaciones sociales: "lo llaman democracia y no lo es".
Teniendo en cuenta que en la supuesta democracia española se han realizado los mismos referendos que en la pasada dictadura o en la llamada Transición (es decir, dos por cada periodo), es plausible admitir que España de democrática tiene poco. Y teniendo en cuenta el malestar que genera el asentamiento oligarca de la clase política en entramados empresariales y relaciones más económicas que encauzadas a la consecución del bien común, quizás esta nueva propuesta hace atisbar algo de luz al final del túnel.
Hace año y medio, cuando el #15M revolucionó la conciencia social de España y a los que, en mayor o menor medida, nos vimos involucrados en el movimiento nos hizo replantear la necesidad de regeneración política de nuestro país, la consciencia de un hartazgo político bloqueó cualquier intento de crear una formación con vistas a introducirse en el Parlamento. Sin embargo, el común deseo de cambios pacíficos -que chocan con los ideales revolucionarios- y la inoperancia a la que el ciudadano medio se ve abocado, hacen obligatoria la creación de un partido político para llevar a cabo las reformas que tanto anhelamos.
La Historia demuestra que se puede cambiar el sistema desde dentro, poco a poco y sin fracturas traumáticas, por lo que la noticia de la creación de un nuevo partido encaminado a ello se me antoja oportuna y excelsa. Esperemos que este proyecto avance con las mismas buenas intenciones con que parece haber nacido, pues el camino será duro tanto por las trabas que ha de encontrar, como por la fragilidad de pensamiento que condena el atisbo de poder.
Os dejo el enlace de la página, para los curiosos que quieran darse una vuelta por esta utopía
http://partidodelfuturo.net/
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