Querida alcaldesa,
Se ha hablado mucho sobre usted en los últimos días a causa de la tragedia del pasado 31 de octubre en el Madrid Arena. No voy a entrar en si realmente se excedió el aforo del recinto, no voy a entrar en si la responsabilidad última de la seguridad correspondía al Ayuntamiento de Madrid o a la empresa organizadora, no voy a entrar en si deberían haber registrado los bolsos para evitar que se metiesen bengalas o en si había puertas de emergencia bloqueadas.
Yo lo único que quiero es transmitirle a Ana Botella, alcaldesa no electa de Madrid, el disgusto que como ciudadana -y hermana de una joven de 17 años- tengo con usted. Y ese disgusto no deriva de su gestión de crisis de la tragedia en Madrid Arena, deriva de su comportamiento como persona.
Hoy publica El País que el Consistorio madrileño carece de las licencias pertinentes para organizar eventos de este tipo en Madrid Arena, y aún así usted se ha atrevido a respaldar la gestión que su vicealcalde ha tenido en la citada desgracia. Es decir, que el Ayuntamiento de Madrid se ha saltado a la torera la normativa vigente, ya que Urbanismo había detectado "deficiencias concretas" de seguridad en Madrid Arena, y además usted reconoce la buena labor gestora después de la muerte de cuatro jóvenes producida por fallos en la seguridad del recinto.
En primer lugar, señora Botella, no ha existido una buena gestión de crisis en la tragedia de Madrid Arena, lo que ha existido es un flagrante y premeditado error que el Ayuntamiento de Madrid, es decir, usted -como última responsable del Consistorio-, no se digna a reconocer.
En segundo lugar, señora Botella, no sólo no son lo suficientemente humanos como para reconocer un error, sino que además intentan vender la moto de que el recinto cumplía con todas las medidas de seguridad, aun siendo un embuste. Esto significa que después de ser responsable de una tragedia de tal magnitud, el Ayuntamiento se dedica a tratar a los ciudadanos como imbéciles mintiéndoles deliberadamente.
En tercer lugar, Señora Botella, tengo una hermana de 17 años que se llama Belén. Ni es la joven que ha fallecido a causa del aplastamiento, ni estuvo en Madrid Arena, ni tiene ningún tipo de relación directa con la desgracia. Pero podría haber estado allí, al igual que cualquier otro madrileño, y simplemente esa posibilidad me pone del hígado.
Olvide su faceta de alcaldesa, de política, incluso de esposa de un expresidente del Gobierno. Céntrese en su faceta de madre, e imagine que hace unos años Anita Aznar hubiera salido de fiesta y no hubiera vuelto nunca más a causa de una negligencia del Ayuntamiento de Madrid. ¿Cómo calificaría usted la gestión del vicealcalde? ¿Cómo le sentaría a usted que el recinto donde hubiese fallecido Anita Aznar no cumpliese con la normativa de seguridad? ¿Le importaría lo más mínimo que la alcaldesa decidiera no hacer más fiestas en los locales públicos? Porque aunque la tragedia haya pasado una vez y no vuelva a repetirse, lo de Madrid Arena se traduce como cuatro dramas humanos que ya no tienen solución, y no como una crisis política.
Así que, por favor, señora alcaldesa, haga un favor a la ciudadanía y deje de insultar a nuestra inteligencia. Es cierto que los madrileños no la votaron, pero en ocasiones como ésta usted ha de demostrar que está a la altura del cargo que ostenta. Humanícese, agache la cabeza y reconozca que el Ayuntamiento lo ha hecho mal, otorgue a las víctimas el respeto que se merecen y no vaya poniendo medallitas por la gestión de crisis, porque esto no es una crisis política, sino una desgracia que usted, como responsable última del Consistorio, podría haber evitado.
Querida Ana Botella, deje de lado el corporativismo político, porque lo que ahora necesita Madrid no es una defensora partidista ante una crisis, es una alcaldesa humanizada ante una tragedia.
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