Una vez estaba en clase de Historia del Periodismo Español, y en un arranque anecdótico, la profesora nos contó una pequeña historia que a mi, personalmente, me hizo mucha gracia. Hablaba de un viaje que hizo a Israel en el que un israelita le dijo: "Yo soy de los judíos que echasteis de España". Hacía referencia al siglo XV, exactamente al año 1492, en el que los Reyes Católicos decidieron que España era un país católico y no había cabida para otras religiones, por lo que los musulmanes y judíos tenían dos opciones: convertirse al catolicismo, o irse de la península. Mi profesora, muy fina ella, contestó al judío en cuestión: "Pues sí que se conserva usted bien".
Ni esa profesora echó a nadie de la península Ibérica en 1492 por no ser católico, ni contribuyó a esquilmar los pueblos indígenas de América Latina a partir de esa fecha, ni robó el oro de Perú, Colombia o México, ni evangelizó Brasil, Venezuela o Ecuador. Todas estas cosas las hicieron españoles, pero no fue ni mi profesora de Historia del Periodismo Universal, ni Zapatero, ni Rajoy, ni mis padres, ni yo. Ni siquiera fue Antonio Brufau, actual presidente de Repsol.
Pedir perdón por las injusticias cometidas hace siglos nunca está de más, y así como Alemania hubo de disculparse por el holocausto que Hitler llevó a cabo, España debería pedir perdón por el saqueo que comenzaron los Reyes Católicos. Y la mejor forma de pedir perdón por injusticias cometidas es no repetir los errores del pasado.
Igual que resulta anacrónico hablar del imperialismo español, es anacrónico que una empresa española se lucre gracias a las reservas naturales de Argentina, especialmente cuando el país latinoamericano debe importar petróleo porque YPF ha decidido agotar las reservas y no investigar nuevos puntos de extracción.
Cierto es que cuando se "desnacionalizó" YPF en 1998, esta empresa estaba moribunda, y fue Repsol la encargada de reflotarla y hacer de ella una compañía beneficiosa, pero es igual de cierto que actualmente YPF es una empresa que se mueve bajo las directrices de Respsol sin pensar en el beneficio que pueda suponer para Argentina, y teniendo en cuenta que se circunscribe dentro de sus fronteras, es harto entendible la postura de la presidenta.
La expropiación de YPF a Repsol por parte de Cristina Fernández Kirchner viene en el peor momento posibe para España, ya que independientemente de la crisis política y diplomática que pueda suponer, es un varapalo para nuestra economía. Al menos, ese es el argumento que esgrimen los detractores de la presidenta, los arduos neoliberales que solo pueden pensar en el libre mercado transfronterizo. Ahora mismo, pasadas las 13: 30 horas, el Ibex 35 ha subido un 0,71% y la prima de riesgo ha bajado 22 puntos básicos -exactamente un 5,23%-, así que ese argumento, por el momento, es absolutamente inválido.
Puede que Argentina, respecto a YPF, haya sido del todo oportunista: "cuando hay una empresa nacional que va mal la vendo, y cuando esa empresa va bien la vuelvo a nacionalizar". Puede también que la postura argentina haya sido de sentido común: "cuando hay una empresa que va mal la vendo, porque eso estimulará mi economía, y cuando el propietario de esa empresa piensa mucho más en su beneficio propio que en el de mi país, y mi país sale perjudicado, la nacionalizo".
Puede que no sea muy ducha en el tema como para opinar, puede que me falten datos o conocimientos sobre el tema, pero he de reconocer que aun siendo consciente de lo negativo de la situación, no veo tan descabellada la nacionalización de YPF por parte de Argentina. Al fin y al cabo, igual que Antonio Brufau mira para los intereses la empresa que dirige, Cristina Fernández Kirchner mira para los intereses del país que dirige.
Exactamente, cuando un país con grandes reservas de gas y petroleo tiene que importar para abastecer el país porque resulta que Repsol - YPF no invierte y tiene una producción baja, es un caso alarmante. Los recursos propios hay que nacionalizarlos para que primero se usen en beneficio del país que los posee. Ya lo hicieron otros países de América Latina y curiosamente están creciendo.
ResponderEliminarUna paradoja es que meientras España quiere privatizar, Argentina quiere nacionalizar. De hecho CFK ya consiguió que el chocolate Milka fuese producción argentina.
Mini =)